“... Notaba sus manos sobre mi cuerpo, sus caricias recorrían toda mi piel sin dejar espacio alguno sin explorar, ¿como habíamos llegado a esto? ¿culpa miá? ¿o quizás suya? Eso no importaba lo único que me importa ahora es no cesar en aque jugo incesante. Dio un paso hacia atrás pero me vi incapaz de ello, mi espalda topo contra la pared, y me sentía aprisionada entre su cuerpo y aquel muro que me impedía escapar a cualquier lugar. No hice mas que un mohin antes de poder lamer incesante sus labios dirigiendo mi boca hacia su cuello, a la par que mis manos descendiendo se colaban en su pantalón...”

miércoles, 17 de noviembre de 2010

¿Que es la sensualidad?


La sensualidad es una facultad que posee el ser humano, lejos de ser un instinto, es algo que se aprende.  Pero para poder ser sensual se necesita estar en armonía con tu interior, sentir confianza y sentirse bien con tu forma de ser.

Algunas personas suelen atribuirle la sensualidad a la mujer y la sexualidad al hombre.  Pero, la verdad es que ambos tienen una porción de cada una en su personalidad, tal como los dos comparten lo masculino y lo femenino en su ser.  Esta clasificación errada se debe a los condicionamientos sociales y culturales, los cuales inhiben o potencian una serie de conductas, según se trate de una mujer o un hombre.

Tanto mujeres como hombres pueden explotar su sensualidad.  Lo ideal es que el hombre comprenda que ser sensual no implica afeminamiento.  Si bien la sensualidad femenina es más delicada, evidente y aceptada socialmente, el hombre posee su propia forma de expresarla: ser viril, galante, caballeroso y educado son algunas de las características que todo hombre sensual debe poseer.

Además, cuando de vida en pareja se trata la sensualidad debe estar estrechamente ligada a la sexualidad, pues la primera tiende a la innovación, despierta la curiosidad y la imaginación debido a que no es tan limitada como la sexualidad, es decir, entre las dos se complementan.

La sensualidad incorpora los sentidos: vista, gusto, tacto, olfato y oído e incluso espiritualidad.  La principal función de estos es permitir que nos relacionemos con el mundo que nos rodea.  Pero si sabemos como utilizarlos se pueden convertir en el alma perfecta para despertar pasiones y triunfar en el difícil arte de las relaciones amorosas, pues una mirada sugestiva, un suspirar al oído o una caricia en el lugar adecuado, pueden decir más que mil palabras.

Por eso, si quieres revitalizar el deseo en tu pareja y envolverla, es importante que tengas en cuenta lo siguiente:
  • Vista: a través de la mirada se pueden expresar todas las emociones posibles y producirlas también, por lo que saber qué efectos producen en las personas es muy importante para la sensualidad.
  • Gusto: besar es uno de los placeres más grandes de la vida en pareja. El intercambio de afecto que produce un beso es determinante para poner alerta a los otros sentidos. También debes prestar especial atención a tu higiene bucal: una boca mal cuidada o el mal aliento, arruina lo que los demás sentidos logran.
  • Tacto: a través del tacto exploras el cuerpo de tu pareja y encuentras zonas específicas en las que una determinada caricia puede producir una respuesta inmediata.
  • Olfato: el olor natural de una persona puede desencadenar un vivo deseo en su pareja y además define la esencia de cada persona; es importante tener en cuenta que los olores fuertes no producen una respuesta positiva en la mayoría de las personas.
  • Oído: hay muchos sonidos que tienen un carácter extremadamente erótico: los gemidos, jadeos e incluso el sonido que produce un beso puede ser suficiente para excitar a su pareja. 
Una persona sensual es aquella que provoca atracción o reacción en los sentidos de otra, bien sea deseo sexual, excitación, deseo de hacer el amor, etc.  En general las personas que poseen un fuerte potencial sexual tienen una sensualidad muy acusada, si bien, en muchos casos ellos mismos no se dan cuenta, el magnetismo personal que se desprende de estas personas es muy envolvente y al entrar en contacto con ellas puede sentirse absorbido.

La sensualidad que se irradia proviene de dos fuentes diferentes; una se encuentra en el interior y la segunda en el exterior.

Su poder sensual interior proviene de sus pensamientos, de su energía sexual, de sus sentimientos y de su magnetismo personal, en una palabra, de su personalidad.

Por otro lado, el poder sensual exterior proviene de su manera de ser, de vestir, de sus actitudes, de su manera de hablar, de su manera de mirar.

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