“... Notaba sus manos sobre mi cuerpo, sus caricias recorrían toda mi piel sin dejar espacio alguno sin explorar, ¿como habíamos llegado a esto? ¿culpa miá? ¿o quizás suya? Eso no importaba lo único que me importa ahora es no cesar en aque jugo incesante. Dio un paso hacia atrás pero me vi incapaz de ello, mi espalda topo contra la pared, y me sentía aprisionada entre su cuerpo y aquel muro que me impedía escapar a cualquier lugar. No hice mas que un mohin antes de poder lamer incesante sus labios dirigiendo mi boca hacia su cuello, a la par que mis manos descendiendo se colaban en su pantalón...”

miércoles, 17 de noviembre de 2010

La delicada hoja de cerezo que le cerceno la cabeza a uno que pasaba por allí despistado

Ambos estarán tumbados de lado. El hombre ataca por detrás, levantando una pierna de ella para acometer la penetración. Ha de coger a la chica del hombro para sujetarla y que no se deslice al empujar.

0 comentarios:

Publicar un comentario