“... Notaba sus manos sobre mi cuerpo, sus caricias recorrían toda mi piel sin dejar espacio alguno sin explorar, ¿como habíamos llegado a esto? ¿culpa miá? ¿o quizás suya? Eso no importaba lo único que me importa ahora es no cesar en aque jugo incesante. Dio un paso hacia atrás pero me vi incapaz de ello, mi espalda topo contra la pared, y me sentía aprisionada entre su cuerpo y aquel muro que me impedía escapar a cualquier lugar. No hice mas que un mohin antes de poder lamer incesante sus labios dirigiendo mi boca hacia su cuello, a la par que mis manos descendiendo se colaban en su pantalón...”

jueves, 13 de enero de 2011

Cuidado con la dependencia

Aunque es muy práctico, se lleva a cualquier sitio y te da placer, hay un límite que no se debe pasar: ¡el de la dependencia! Es verdad, tu juguete hace milagros, te da placer de un modo diferente al que te da tu pareja, pero no sustituye a un hombre. Los juguetes sexuales sólo son extras que hay que utilizar con moderación, para salpimentar tu vida privada. Además, nada puede sustituir los mimos y las caricias de una mano que te quiere... ¡O la excitación provocada por un arrebato sexual fogoso y salvaje!

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